Géneros: Thrash Metal; Heavy Metal; Folklore
Miembros:
Ricardo Iorio: voz; bajo
Claudio "Tano" Marciello: guitarra eléctrica; guitarra criolla
Claudio Cardacci: batería y percusión
Productores: Álvaro Villagra y Almafuerte
Discográfica: Sello DBN (distribuidora belgrano norte)
Lista de canciones:
01 - Dijo el droguero al drogador
02 - Desencuentro (cover de Ánibal Troilo y Castulo Castillo)
03 - El Pibe Tigre
04 - Como los bueyes (letra de Pedro Bonifacio Palacios)
05 - Voy a enloquecer (Ricardo Iorio y Chofa Moreno)
06 - El amasijo de un gran sueño
07 - De los pagos del tiempo (Cover de José Larralde)
08 - Buitres
09 - Sentir indiano
10 - Zamba de resurrección
Siempre que se habla de Ricardo Iorio es para la polémica o el debate; ya sea por sus declaraciones, a veces extremas, en distintas entrevistas; por sus últimos 10 años, en donde su estatus mediático se elevo al punto de ser un meme (de la mano de Beto Casella), pero sobre todo por los palos que les ha tirado a ex compañeros u otros colegas del medio de la música. Lo que no se discute es que Iorio es un tipo que no deja indiferente a nadie y siempre tiene algo para decir, ya sea más o menos tirado de los pelos. El tipo no pasa desapercibido y no lo hará hasta el día de su muerte. Hoy quiero detenerme en la época donde, al menos yo, considero que a Ricardo todavía le quedaban cosas para decir, y no tenía el desvarío que se produciría años despúes. Si hay algo que para mi esta claro, es que cuando estaba enojado o en un mal momento personal, es cuando mejor nivel compositivo tenia; no tengo dudas. Simplemente hay que chuequear su discografía: "Luchando por el Metal" (primer disco de V8) mostraba su odio e inconformismo hacía la dictadura y el rock nacional de la época, y "Ácido Argentino" (segundo disco de Hermética) es una crítica hacia lo más bajo de las actitudes humanas, la sociedad, y hechos que marcan la corrupción descarada que hubo (y sigue) en la Argentina o mismo en la capital, Buenos Aires. Estos discos son considerados al día de la fecha como fundamentales dentro de la escena de metal argentino, y algunas de sus letras pueden seguir identificando a nuevas generaciones. Dejando intuir este punto: que Ricardo Iorio, en sus momentos más furiosos con el mundo, llegaba a nivel de genio en el aspecto compositivo y no necesito de una técnica magistral con su instrumento para dar temazos. Hoy es el turno de hablar del último disco que muestra ese odio profundo, el debut de su última banda, Almafuerte.
De "Mundo Guanaco" ya se ha dicho todo. Es el primer álbum de la banda que formo al instante de la separación de su anterior grupo, Hermética. La separación de la H ya ha dado que hablar y nos dejó un sin fin de teorías sobre lo que paso o pudo haber pasado en el seno de la banda, así que no voy a adentrarme en eso porque hasta hay documentales. Lo que más me atrae del asunto es que dio inicio a la rivalidad más marcada del metal argentino: Almafuerte Vs. Malón (banda formada por la otra parte de Hermética), que realmente era un calco de lo que fue Metallica contra Megadeth, incluso haciendo un paralelismo de Iorio con Mustaine al quedar como el resentido del grupo y que no paraba de provocar para que explote la mecha. Esto queda claro en el contenido de "Mundo Guanaco". Varios temas del álbum son un ataque de odio y frustración hacia sus ex compañeros y a la separación de la H como tal, marcando el dolor que sintió al no poder continuar con su proyecto. Y es acá donde vemos a este Iorio afilado que se concentra más en las letras, aprovechando no solo a tirar mierda a sus ex compañeros, sino también a la prensa, y a dar de lleno en temáticas más sociales de forma crudísima. Casi me recuerda en momentos al debut de la banda punk Los Violadores (en letras obviamente). El disco esta compuesto casi en su totalidad por Ricardo, salvo en excepciones como en "Zamba de resurrección" donde la música viene de la mano del Tano Marciello, y luego los covers versión metalera de Jose Larralde, Ánibal Troilo y J.B Palacios, que indique en la descripción. De forma individual, cada canción tiene algo para decir, si tengo que destacar una, es a "Dijo el droguero al drogador", la canción más thrashera del disco, con una letra que acompaña a ese ritmo acelerado, hablando sobre la cadena de compra y venta de las drogas y la corrupción que esto conlleva. Luego, "Desencuentro", el cover de Anibal Troilo, me parece una versión espectacular, le queda muy propia a la misma banda, con una letra ampliamente pesimista. Sigue "El Pibe Tigre" otro de los temas rápidos, abordando otra vez temática social, relatando la historia de un trabajador en negro, que no tiene ningún tipo de derecho y lo que le cuesta poder sobrevivir. Por su parte, el álbum finaliza con "Zamba de resurrección", es la primer inclusión como tal del fanatismo de Ricardo por el folk tradicional, que en poco tiempo empezaría a gastar, volviéndose ya tedioso, pero al menos acá la composición con esa guitarra criolla de Marciello queda excelente. Por sobretodo quiero destacar "El amasijo de un gran sueño", el tema más Ricardo de toda su discografía. Habla de la separación de Hermética, pero no lo recomiendo por esta cuestión, sino porque sinceramente transmite ese sentimiento de bronca, de pena, de dolor. No por esto soy defensor de su versión, pero admito que logra transmitir perfectamente lo que se propone como canción. Si tengo que ver puntos malos, no puedo negar que "Voy a enloquecer" (pensado originalmente para V8) y "Como los bueyes" son temas de relleno, con riffs poco entradores, que no dicen nada salvo remarcar que Ricardo esta enojado, pero tampoco es que sean malos, solo redundan en lo obvio.
Si hablamos a nivel performance, no hay mucho para decir que no se sepa: Marciello se da a conocer como un gran guitarrista, técnicamente hablando, muy virtuoso en su ejecución; casi dejándolo mal parado al Tano Romano (ex guitarrista de Hermética y hoy guitarrista de Malón), pero sin tener tanto feeling como ésta. Por su parte, Cardacci es un gran baterísta, creo que fue muy superior a sus sucesores en la banda, abusando del doble pedal en función de la velocidad; y de Iorio ya sabemos que su fuerte era el cerebro para componer riffs, ya que como bajista nunca destaco y en este disco extrañamente casi no se le escucha. Ahora, la producción de Alvaro Villagra es de gran calidad, el disco tiene un volumen muy alto y cada instrumento esta grabado de manera magistral, era lo que se esperaba de un productor de tanto renombre y experiencia dentro del rock argentino. Sin más para decir que estas obviedades, creo que a partir de acá, la carrera de Almafuerte empieza a bajar la calidad de a poco, hasta que llegamos a los años 2000 donde considero que Ricardo ya se queda sin ideas completamente y no tiene nada para decir. El resultado son discos aburridos, donde se rescata algún que otro tema; pero bueno, los grandes momentos no duran para siempre. Al menos nos dejo un trabajo que, a mitad de los 90's, nos despide de ese tipo con cresta enojado con el mundo que supo ser el alma matter de una escena que hoy en día es enorme.
Puntuación: 8.50
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