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Foto del escritorEl Halcón

Crítica: Megadeth - "Rust in Peace" (1990)

Géneros: thrash metal; speed metal; metal progresivo


Miembros:

Dave Mustaine: guitarras rítmica y líder; voz

David Ellefson: bajo y coros

Nick Menza: batería y coros

Marty Friedman: guitarra líder

Sandra Rabbin (invitada): voz adicional en track 6


Productores: Mike Clink y Dave Mustaine


Discográfica: Capitol Records


Lista de canciones:

01 - Holy wars...The Punishment due

02 - Hangar 18

03 - Take no prisioners

04 - Five magics

05 - Poison was the cure

06 - Lucretia

07 - Tornado of souls

08 - Down patrol

09 - Rust in peace...Polaris





Hace pocos días, mas precisamente el 24 de septiembre, se cumplieron 30 años de esta pieza del thrash metal de culto que seguramente nadie conoce. Y que mejor excusa que su aniversario para hablar de ella.


Hablar del cuarto disco de Megadeth en pleno 2020 no es muy novedoso que digamos; estamos refiriéndonos a una de las obras clave dentro del subgénero antes mencionado, de escucha obligatoria y que marco uno de los picos mas altos del estilo. Yo mismo fui otra persona más que, como tantos otros, se inicio en el mundo del metal, en parte, gracias a este trabajo. En mis 15 años descubrí lo que era la banda del colorado Mustaine gracias a un amigo, y claro, si lo descubrís de la mano de este trabajo, te volvés fanático como mínimo. Rust In Peace es uno de estos casos raros donde se logra combinar de manera casi perfecta la técnica, la agresividad y la complejidad, con la magia de una buena composición y el feeling, al punto de lograr trascender a su propio género y meterse dentro de esos pocos discos tomados como referentes para iniciarse en todo este quilombo de la música satánica.



Claro que lograr ese estatus no es fácil; no solo se necesitan buenos músicos y que todos estén al tope de su capacidad, sino que la inspiración debe estar a un nivel muy por arriba de la media; condición que recayó en el líder de la agrupación, Dave Mustaine, y pudo cumplirla sin problemas. El contexto del grupo hasta ese punto ya es sabido por la mayoría: tres álbumes publicados de una calidad alta musicalmente, pero a nivel personal, los problemas de adicciónes del colo y su errático comportamiento y estilo de vida lo volvía un tipo complicado para mantener una formación estable. Sin contar a Dave Ellefson, el único compañero que lo banco en gran parte de su trayectoria. En pleno 1989, a solo 4 o 5 años de haberse creado, Megadeth ya había cambiado de formación dos veces, todas por peleas entre Mustaine y los otros miembros. En la primera, Chris Poland y Gar Samuelson (guitarrista y baterísta) fueron reemplazados luego del segundo trabajo por Jeff Young y Chuck Behler respectivamente. Y en esta última, el colorado renueva el equipo audicionando al batero Nick Menza y al violero Marty Friedman, este último con un currículum en su haber al tocar en el grupo instrumental Cacophony. Si bien Menza fue una buena elección, sin dudas las expectativas de Mustaine estaban puestas en el enrulado guitarrista, un tipo que directamente entraba en la liga de los virtuosos y los finos, esos monstruos del instrumento que tocan ultra rápido y sin pifiarle a una nota. A diferencia de lo que pasa en muchos casos donde todo esa complejidad no sirve de nada ya que carecen de carisma, Friedman cumplió con creces lo esperado y mucho mas.



Con una nueva formación establecida, la disquera tomándolos como su as bajo la manga, y una producción a cargo de Mike Clink, Rust In Peace tenía todo para salir adelante. Otro factor positivo era la rehabilitación de las adicciónes de Mustaine (va, solo temporalmente); con un proceso de composición aún bajo los efectos de sustancias como la cocaína o la heroína, pero ya limpio y sobrio, supuestamente, para la grabación del material. Digamos que probablemente pudo haber un ambiente agradable gracias a la "recuperación" del líder, que se plasma en la química del resultado final. Esto también le permitió al mismo Dave tomar decisiones en la parte de la producción, aunque sin dudas el trabajo realizado que se nota en la buena calidad de audio tiene mas que ver con Clink, quién ya había trabajado con bandas de la talla de Aerosmith, Whitesnake, y unos primerizos Guns N´ Roses, a los que les produjo su icónico disco debut. Pero sin dudas, el aspecto fundamental para la gloria de esta placa es el laburo compositivo y la performance. Mustaine vuelve a subir el nivel luego de un pequeño bajón de calidad mostrado en So far, So God...So What?, logrando volver a exprimir su talento al 100 por ciento. El cerebro del colorado, sumado a las interpretaciones de Menza, Ellefson y, sobre todo, del enorme buen gusto aportado por Friedman, es lo que realmente les trajo la consagración.



Musicalmente hablando, en Rust In Peace se abandona la oscuridad mostrada en los primeros dos álbumes para volver a centrarse, como en su antecesor, en la agresividad y la técnica. No tengo que decir nada que no se sepa ya sobre esta cuestión: el inicio con los dos clasicazos de "Holy wars..." y "Hangar 18" muestran esto que digo que se le dio prioridad a la técnica, seguido por canciones con algunos cambios de tiempo muy bien hechos o partes muy complejas a la hora de tocar, pero que sin embargo quedan espectaculares y no se hacen densas al oído. En cuanto a las letras, tenemos a un colorado metiéndose de lleno en cuestionas puramente políticas o sociales (con una frase para tatuarse como "No preguntes lo que podes hacer por tu país; pregunta lo que el país puede hacer por vos"), e incluso de conspiraciones alienígenas como en el mismo "Hangar 18", con alguna que otra excepción como en "Poison was the cure" o "Lucretia", mas cercanas a sus problemas personales/adicciónes. Sinceramente ya esta todo dicho; sin embargo, no considero este trabajo como una obra maestra incuestionable. Simplemente porque hay tres canciones que me parecen por debajo del nivel general: "Poison was the cure" es uno de los temas mas directos y acelerados, mas en la onda speed metal o de influencias hardcore, pero que me parece de relleno, es un machaque genérico sin muchas vueltas; "Rust in peace...polaris" no me parece atrapante por ningún lado, por mas que objetivamente es un tema bien armado, y esa especie de interludio con el bajo de Ellefson llamado "Down patrol" no le suma nada a la placa, esta totalmente de más, teniendo en cuenta que ni siquiera es un solo de bajo y hubiera sido un buen momento para darle protagonismo al rubio bajista. Para muchos serán quejas pelotudas; no lo niego, pero bueno, tampoco quiero amoldarme a decir que es un disco perfecto solo porque esta considerado así. Errores mínimos pero los tiene.



Aunque por mas caprichoso que puedo ser, nada de lo que diga va a cambiar todas las virtudes y los grandes momentos que nos ofrece este discazo. Para este punto todos los sabemos: un arte de tapa genial; el duelo de solos de guitarra constantes entre Friedman/Mustaine a lo largo de no solo "Hangar 18", sino de casi toda los temas; la epicidad y cambios que contiene "Holy wars"; los riffs excelentes en "Take no prisioners", el llamado al buen gusto que es "Lucretia", la fuerza que tiene "Five magics", y sí, no me olvido ni voy a dejar afuera la interpretación tanto de Mustaine como de Friedman en "Tornado of souls". Todos estos puntos son sencillamente muy positivos como para que los momentos mas flojos sean relevantes. Por todo esto, y por ser , cuando se publicó, uno de los últimos momentos de gloria que tuvo el thrash metal antes de morir a manos del grunge, es que este álbum se merece los respetos de cualquier crítico o persona que simplemente quiera escuchar canciones excelentes. El inicio de la mejor época comercial para la sinfónica del colorado.


Puntuación: 8.50/10


Directo al mp3: "Holy wars..."; "Hangar 18"; "Take no prisioners"; "Lucretia"; "Tornado of souls"




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