¿Por qué un post sobre un libro en una pagina de música? La respuesta es que me pareció interesante ampliar los límites del blog sin abandonar esa temática rockera. A lo largo de su historia, la música se ha relacionado constantemente con la filosofía y la literatura; el rock, particularmente, ha desarrollado un profundo lazo entre su propuesta y estas disciplinas. Tanto el heavy metal como el rock recurren a ciertos aspectos que son abordados continuamente por novelistas, poetas y filósofos, que terminan influyendo profundamente entre los músicos, los cuales, a su vez vuelcan esta inspiración en sus obras. Conceptos como la guerra, la historia, la religión, la sociedad, la política, los sentimientos y emociones o la propia naturaleza del hombre son constantemente tratados por artistas y escritores, y muchas veces los primeros toman sus visiones de los segundos. Por eso mismo, me propongo analizar y comentar obras literarias o filosóficas que tengan que ver con estos tópicos y detallar qué bandas se han visto influenciados por estos; ya sea en canciones, álbumes conceptuales, referencias, títulos o nombres, etcétera. Aclaro, los protagonistas acá son los libros, no la música, que es más bien un plus en esta sección. Por eso, para abrir este tipo de posts decidí empezar por un clásico de clásicos de la literatura moderna, escrita por el novelista inglés William Golding en los 50's, El Señor de las Moscas (Lord of the Flies en su idioma original).
Los años que le siguieron a la posguerra fueron tiempos de desesperanza e incertidumbre sobre el fúturo de la humanidad. Las aberraciones que se habían cometido durante la Segunda Guerra Mundial cavaron profundo en la psiquis de todo aquel que haya vivido en ese entonces, no solo en los países involucrados, sino en todo el planeta. Imagínense la situación traumática que generó la matanza de 60 millones de personas, los campos de concentración, la destrucción de ciudades enteras, la deshumanización del enemigo e Hiroshima y Nagasaki; encima a esto se le suma la posibilidad de que estallase otro conflicto a nivel mundial entre las nuevas-viejas superpotencias que se disputaban el globo. Conflicto que sin dudas incluiría la utilización de armas nucleares en ambos bandos, ya que la URSS para 1950 contaba con bombas atómicas en su arsenal. Los horrores de un conflicto apenas resuelto y el casi
inevitable comienzo de otro hizo que muchos intelectuales y periodistas de la época se cuestionen la posibilidad de que el hombre pueda aprender de sus errores o de su verdadera naturaleza. El mundo occidental, hijo de los ideales de la Ilustración, había construido su discurso sobre la capacidad del ser humano para usar la razón; el hombre era primordialmente "bueno", pero las instituciones sociales corruptas lo habían llevado a la mezquindad. Sin embargo es mediante la implementación de un orden social basado en el uso de la facultad racional, que el ser humano podría revertir esa maldad. Doctrinas como el liberalismo o el socialismo son hijas de esta tradición intelectual que buscaba hacer del mundo un lugar mejor para la humanidad y en mayor o en menor medida reposaba sus expectativas en la solidaridad, la bondad y la capacidad de raciocinio. Pero ahora, luego de la carnicería, ¿cómo alguien podía creer en las "características bondadosas" del ser humano? La humanidad había llegado al borde del invierno nuclear, los hombres perfectamente racionales habían construido Auschwitz, a su vez, muchos otros hombres racionales los habían apoyado y el totalitarismo había sido aplaudido a lo largo de todo el globo. En este contexto de incertidumbre, muchos de los novelistas ingleses de la posguerra escriben sus obras magnas, en las cuales, elementos como la desesperanza por lograr un cambio positivo y duradero, la miseria del ser humano, su inherente maldad, la desconfianza hacía los poderes del Estado y los gobiernos autoritarios son de vital importancia. Por ejemplo 1984 de George Orwell, La Naranja Mecánica de Anthony Burgess o el libro que da nombre a este post. Es en esta coyuntura oscura y deprimente que el Premio Nobel a la Literatura, William Golding, obsequia al Reino Unido y al resto del mundo su más aclamada obra.
La novela relata las vivencias de un reducido grupo de niños, cuyas edades oscilan entre los 6 y los 12 años, en una isla desierta del Pacífico oriental durante 1945. Por motivos que desconocemos, un avión se estrella cerca de un islote paradisíaco; este accidente se cobra la vida de todos los tripulantes adultos y deja a los niños a su suerte. Frente a esta situación, los jóvenes supervivientes comienzan a reagruparse en la playa. Allí, Ralf, el protagonista, se encuentra con otro niño regordete, al que llamarán Piggy y empiezan a conocerse. Cuando ambos descubren entre la arena una caracola completa deciden hacerla sonar para que todos los otros niños acudan al lugar. En respuesta al llamado aparecen el resto de los personajes, entre los cuales destacan los niños del coro, liderados por Jack; Maurice, Roger, Sam, Eric, Simon y los peques (o sea los niños de menor edad, de entre 6 y 8 años), los cuales iré mencionando a lo largo de la reseña. En ese entonces, tiene lugar una asamblea en la que los niños deciden cómo organizarse hasta ser rescatados. En esa reunión, Ralph es electo líder de manera democrática, venciendo así a Jack, que pasará a ocupar el cargo de jefe de los cazadores (osea el grupo del coro). Ralph determina que el grupo se ordenará según los principios de la democracia, habrá asambleas en donde se tomarán las decisiones, se votará y todo aquel que desea expresarse frente a todos podrá hacerlo. En esa primera reunión llegan a la conclusión de que para ser rescatados era de vital importancia que se encienda una fogata en la cima de la montaña isleña, la cual debería estar siempre encendida, puesto que un barco o un avión podían pasar en cualquier momento. A su vez, se establece qué tareas debían realizar los niños para la construcción de hogares, la recolección de alimentos y el mantenimiento de la higiene colectiva. Con el correr del tiempo, ciertos miembros del grupo comienzan a desarrollar actitudes violentas y maliciosas; por su parte, Jack se vuelve cada vez más autoritario y envidioso de la posición de Ralph, Roger se convierte en un sádico y muchos abandonan sus quehaceres diarios para relajarse en la playa. Al mismo tiempo, la sensación de miedo se extiende lentamente a todo el grupo, los pequeños comienzan a temerle a una supuesta "bestia" que habita en la selva; ellos jamás la han visto, pero los ruidos que se escuchan por la noche desde la arboleda y los raros movimientos que se ven desde la playa alimentan la irracional creencia de que algo los está acechando constantemente. Con el pasar de los días, esta tendencia va extendiéndose hacia los mayores, convirtiendo así al terror en un sentimiento que trastorna los pensamientos y las emociones de todos. Por su parte, la "bestia", pasará a ser representada por la cabeza de un cerdo salvaje clavada en una pica y rodeada de moscas. Las reacciones de los niños frente al creciente descontento y a la ausencia de una autoridad adulta inhibitoria irá dando forma a este interesante y crudo relato, repleto de alegorías y paralelismos con la sociedad de los adultos.
El Señor de las Moscas representa un visceral espejo de lo más bajo del ser humano. William Golding ha conseguido colar a lo largo de su obra un sinnúmero de referencias, tanto directa como sutilmente, a su forma de comprender la "naturaleza humana". La forma de ser de los personajes y la manera en la que se relacionan son una hábil parodia de varios aspectos de nuestra realidad. La oposición entre el tirano Jack y el sensato Ralph es una clara alusión al enfrentamiento entre los sistemas de gobierno autoritarios y las frágiles repúblicas representativas, que entraron en conflicto durante la Segunda Guerra Mundial. Piggy, al actuar como la voz de la razón, representa al intelectualismo; Simon alude al costado espiritual del hombre y por momentos,
roza la referencia a Jesucristo. Los niños que comienzan a identificarse con Jack personifican a las masas inconscientes que siguen a lideres violentos, a cambio de una promesa de seguridad. El propio título de la novela es una forma de referirse a Belcebú, un demonio de la iconografía cristiana (aunque originalmente fue una deidad filistea). Este demonio es la forma en la que el autor personifica la maldad inherente al ser humano y sus impulsos; Belcebú no aparece en ningún momento en la isla, sino que habita en el corazón de cada niño, solo que algunos lo contienen mucho más efectivamente que otros. La inicial promesa de una vida amena y feliz en una isla paradisíaca se va cayendo a pedazos a medida que el grupo debe sobrellevar los caprichos egoístas de sus miembros, las crecientes tensiones de poder y la incapacidad para establecer una sociedad de normas similar a aquella en la que fueron criados. Todo parece cerrar, pero nos queda un elemento a explicar, ¿por qué niños? Esta historia por como la estoy contando ahora, bien podría ser protagonizada por adultos y transmitiría el mensaje del autor sin problemas. Sin embargo, debemos tener en cuenta que hay otro aspecto vital en la obra: la perdida de la inocencia. Los jóvenes náufragos viven en carne propia los límites de la crueldad humana y cómo la sociedad de normas en la que viven puede desmoronarse en un par de semanas, de la manera más cruenta posible su mundo se les viene encima y descubren que lo único que los separa del caos es una frágil linea de normativas morales que puede quebrarse ante un mínima variación; de la misma forma que para los niños que presenciaron la guerra, la inocencia era un lujo que no podían darse. Recuerden que, además, la proximidad con la vida simple y dependiente de la naturaleza era un sinónimo de bondad; el hombre es "originalmente bondadoso". Ya desde las primeras reflexiones sobre el descubrimiento del Nuevo Mundo se creía que los nativo-americanos eran gente benevolente y abnegada. En el siglo XVIII los filósofos y los estudiosos de estas sociedades llegan a la conclusión de que estas se encontraban en un estrato inferior dentro de la larga linea general del progreso humano, en la cual los europeos ostentaban el máximo nivel de desarrollo. Los "salvajes" se habían quedado en el tiempo y eran el reflejo más fiel de lo que había sido la humanidad en su totalidad durante sus primeros siglos de vida; la presunta simpleza de su organización social explica el porqué de su bondad. Por eso el autor elige un medio que permita emular esta supuesta vida "salvaje", para cuestionar tal noción de pureza moral primordial. Cuando todo lo que los rodea es peligro, terror y violencia, no existe inocencia que resista y, ¿qué mejor manera de representar esta pérdida de candidez que a través de los seres más inocentes de nuestra sociedad, en un medio generalmente asociado a la bondad? Por otro lado, en 1857, el escritor escocés Robert Michael Ballantyne publica su reconocida obra de aventura, La Isla de Coral, en la que un grupo de preadolescentes quedan varados en una isla paradisíaca del Pacífico Sur. Allí se hacen amigos y viven en armonía con la naturaleza que los rodea, sin ninguna fricción entre ellos. Es una típica encarnación del espíritu de esperanza que tenían ciertos novelistas ante el progresivo avance tecnológico y el crecimiento económico de fines del siglo XIX. En El Señor de las Moscas, Golding elige al libro de Ballantyne como base para su obra (llegando incluso a nombrar a sus protagonistas como los de La Isla de Coral) y cuestiona estos preceptos, era irrisorio para él creer que ante un medio en el que los recursos escasean, operan las ambiciones de los jovenes individuos y desaparece la autoridad inhibitoria no aparezca el pánico, que inevitablemente conlleva al desastre. La isla con bellas playas y vírgenes selvas es la representación de ese paraíso perdido y soñado por el hombre, un Jardín del Edén, listo para que el hombre vuelva a morder la fruta.
Particularmente, disfruté mucho este libro y la manera sagaz en la que el autor refleja su forma de ver el mundo; de cómo pone sobre la mesa temas tan complejos como la moral en situaciones caóticas o las dificultades de la democracia frente al autoritarismo. Por un lado, yo no creo en la "naturaleza humana" como principio determinante de nuestros comportamientos, el comportamiento humano varía según elementos sociales, simbólicos, psíquicos y biológicos. A mi parecer, habrá siempre necesidades "naturales" que el ser humano necesita satisfacer, pero estas nunca se corresponden con una manera de ser moral u organizacional; no somos ni buenos ni malos de por sí, nuestras sociedades no son autoritarias o democráticas por una forma de ser "naturalmente" establecida, esto se determina por otros factores (sociales, ambientales, culturales, etc.). Sin embargo, la forma en la que Golding organiza el mundo y concibe al ser humano me parece muy interesante y la manera en la que plantea estos conceptos, lo es aún más. Por otro lado, su planteo sobre una lucha entre el bien y el mal en el interior de cada uno de nosotros me parece bastante acertado. Es muy sofisticada la forma en la que los personajes encarnan esta lucha a lo largo del libro, de hecho, es esto lo que lo hace tan especial para mí. Además amo este tipo de alegorías, escondidas entre historias relativamente simples. Pero no todo es pétalos de rosas para el escritor inglés y su novela, ya que opino que la primera parte del libro se vuelve un tanto lenta e incluso repetitiva, en vez de ahondar en tantas descripciones y situaciones innecesarias, hubiese preferido que presentara momentos que profundicen la personalidad de los protagonistas y sus relaciones. Por momentos sentí que uno no termina de relacionarse del todo con los principales personajes. Aún así, considero a El Señor de las Moscas como una gran obra que se merece su lugar como clásico de clásicos; aplaudo la forma en la que nos presenta una historia tan interesante y que al mismo tiempo nos invita a reflexionar, recomiendo su lectura a cualquier persona que disfrute "filosofar". O simplemente gozar de una buena historia bien contada.
Tal vez pensarás que temas como la maldad, la crítica al autoritarismo y la perdida de la inocencia en un mundo tan crudo es moneda corriente; pero acordémonos que esta es una historia completamente protagonizada por niños, lo que abre un abanico de nuevas posibilidades para tratar estos tópicos. Muchos medios tomaron la obra de Golding como una inspiración, se han realizado dos adaptaciones cinematográficas de El Señor de las Moscas, la primera estrenada en 1963 y la otra en 1990, además de varias obras teatrales y radioteatrales. En numerosas novelas de Stephen King aparece un pueblo llamado "Castle Rock", inspirado en el nombre dado a una de las ubicaciones de la isla de los niños. Hasta inspiró un capitulo entero de The Simpsons, "Das Bus" (episodio 14 de la temporada 9), en la que Bart, Lisa y el resto de los niños de la Primaria de Springfield quedan varados en una isla y pronto se ven envueltos en conflictos. En lo que respecta a la música que amamos, varias fueron las bandas de rock que vieron sus trabajos influenciados por la popular novela inglesa.
Por su parte, la banda californiana de pop punk, The Offspring, lanza en 2008 su octavo álbum de estudio, Rise and Fall, Rage and Grace. De los 12 temas que componen el disco, es del tercer track que me gustaría hablar. "You're Gonna Go Far Kid" está plagada de referencias a El Señor..., sobretodo al personaje de Jack. La canción tuvo un amplio éxito en el año que salió, llegó a ser certificada con oro por sus 500.000 copias vendidas. La verdad es que no tiene nada de especial, es la típica canción de pop punk americano de los 00's, nada que The Offspring no nos haya presentado antes. Tiene un ritmo bien country y coros melódicos y pegadizos, lo mismo de siempre (lo siento nunca me gusto la banda). La letra nos habla sobre un jóven que va corrompiéndose, que va aprendiendo a mentir, que se convierte en una persona violenta y que baila para escapar de las consecuencias de sus acciones. No quiero spoilear, pero si lees el libro vas a encontrar las similitudes Jack y sus cazadores. Para despejarnos de toda duda, el maestro de este niño, el que le enseño a mentir, concluye la canción diciendo "bien jugado, 'Lord of the Flies'". A su vez, Nosferatu llama a su disco de 1997 Lord of the Flies, su sonido es oscuro y aborda conceptos autorreflexivos y lúgubres. La banda de rock gótico inglesa se inspira en el libro no solo para el título, sino que las últimas 2 canciones del álbum fueron compuestas en base a él: "Darkness Brings" y la homónima. Ambas están relacionados entre sí, el segundo es un epílogo del primero. "Darkness..." es un track sombrío, en principio comienza con una linea de piano tranquila para luego dar paso a un ritmo de batería bastante pesado y que no da respiro; finalmente se suman la guitarra y los coros, que le brindan a la canción un toque etéreo. La voz del cantante es la que se espera de un vocalista de su género, Dominic Lavey ostenta un tono dramático y melancólico, lo cual ayuda con el ambiente que la canción busca crear. El tema dura más de 7 minutos, por lo que podemos encontrar algunos cambios de tempo y actitud. Empieza relativamente tranquilo para luego ir tornándose agresivo. A lo largo de estos 7 minutos la banda nos plantea los temores que afloran en la noche y cómo se busca superarlos con la alienación, encarnada en bailes. Es otra clara referencia hacia las actitudes del grupo de los cazadores guiados por Jack, quienes lentamente se entregan a la irracionalidad, deciden preocuparse más por actividades como la caza y las fiestas para surcar su miedo, que por ser rescatados, lo cual eventualmente los llevaría al desastre. Después le sigue el casi instrumental "Lord of the Flies", un tema que repite una misma linea de sintetizadores agudos hasta llegar al climax de la canción, donde el cantante comienza a repetir "With the face of an angel, he is the Lord of Flies". Primero lo dice con un tono de voz que hace imposible descifrar lo que esta diciendo, pero a medida que lo va repitiendo se va esclareciendo y llega a su voz normal; acá los sintetizadores crean una atmósfera de tensión interesante hasta que finalmente se concluye con la frase "On your knees to the Lord of Flies". Creo que ni siquiera es necesario que explique la relación. Otras bandas como U2 también han tomado nombres para sus canciones de esta obra literaria, como por ejemplo el undécimo track del disco Boy (1980), que ya había aparecido en otros demos de la banda, lleva el título "Shadows and Tall Trees", que es el nombre del cuarto capitulo del libro. Por último, me gustaría mencionar la relación de la obra con el titán londinense Iron Maiden, una banda que a lo largo de su historia se ha caracterizado por tomar una gran influencia de la literatura, sobre todo la británica. En 1995, el disco The X Factor es publicado y lanzado a la venta en todo el globo, particularmente, su segundo corte de difusión fue un tema llamado "Lord of the Flies", sí otro más. Esta canción es la clara demostración del nuevo rumbo que iba a tomar la banda, no solo por la llegada de Blaze Bayley en remplazo de Bruce Dickinson, sino porqué, además, el estilo musical pasó a ser menos pesada, cercano al hard rock e incluyendo muchos más elementos del rock progresivo. El single fue relativamente exitoso y traía 2 covers consigo: "My Generation" de The Who y "Doctor Doctor" de UFO. La canción explora el sentimiento de goce que sienten los niños por esta nueva vida sin adultos, ni límites morales, por vivir el día día y por su salvajismo. Sin embargo, también tiene en cuenta el perverso sentimiento de envidia y de sed de sangre que los invade. La dualidad del humano que busca expresar Golding se ve reflejada en la linea "Saints and sinners, something within us, we're the Lords of Flies". Otra canción de Maiden que se me viene a la cabeza es "Childhood's End"; del clásico Fear of the Dark (1990), si bien el tema no se refiere directamente a El Señor de las Moscas, la letra encaja perfectamente; es mas, si no fuera porque leí la última estrofa de los lyricis, hubiese seguido creyendo que la canción se basaba en el libro. Esta reflexiona sobre los sentimientos de miedo, desolación y sobre el fin de la inocencia de los niños. Considero que acá la canción acompaña mucho mejor a la letra, al crear un aura musical de desesperanza. En fin, no es de extrañar que tantas bandas se hayan visto tentadas por semejante obra; tampoco llama la atención que 3 de las 4 de las mencionadas sean británicas o aledaños, ya que en esas islas es casi de lectura obligatoria en el colegio, es como en Argentina con Martín Fierro de José Hernandez. Debo admitir que tanto la novela, como el autor, tienen ese lugar privilegiado bien merecido.
Valoración: Muy recomendable
Nivel de heavy: 4/5
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