Géneros: Heavy Metal - Hard Rock.
Lista de temas:
01 - "Straigh to Hell"
02 - "All the Way"
03 - "Goodbye"
04 - "Ordinary Man" ft. Elton John
05 - "Under the Graveyard"
06 - "Eat Me"
07 - "Today Is the End"
08 - "Scary Little Green Men"
09 - "Holy for Tonight"
10 - "It's a Raid" ft. Post Malone
11 - "Take What You Want" ft. Post Malone, Travis Scott (Bonus Track)
Discográfica: Epic Records
Lúgubre, esa es la palabra perfecta para describir duodécimo álbum del gran Ozzy. No es de extrañar que así sea ya que corren tiempos duros para el Príncipe de las Tinieblas, pues fuertes dolores físicos agobian su día a día. En febrero del año pasado sufrió una grave caída que lo condicionó a una dolorosa recuperación de varios meses en los que debió estar postrado en una cama. Sumado a esto, hace unas semanas, se hizo publicó que el cantante sufre de Parkinson desde el 2003, lo cual hizo que las consecuencias de la caída sean más devastadoras para su cadera. Pareciera ser que estas dolencias y el prolongado tiempo que debió pasar inactivo le dieron al veterano rockstar tiempo para reflexionar sobre su vida y el inevitable fin de la misma que tristemente algún día lo alcanzará (esperemos que sea dentro de muchos años), lo cual se ve muy bien reflejado en Ordinary Man. Todo indicaría que este disco es el epitafio de la larga carrera musical del amado brummie, por eso no hay duda en qué es una pieza de vital importancia para su discografía. El propio Ozzy declaró que no le importa demasiado si el disco no es un éxito en las ventas, así no venda nada seguirá siendo uno de los más importantes de su carrera porque trabajar en él “le salvó la vida”. Sin mas preambulos, hablemos del álbum.
Ordinary Man cuenta con 47 minutos de duración, en los cuales el Padrino del Metal nos demuestra que nunca se es muy viejo para rockear y emocionar con tu música. . La calidad de la grabación es indiscutible y los músicos que lo acompañan se lucen bastante bien. El disco está lejos de ser una obra maestra, pero se disfruta, es un buen disco. Creo que debemos destacar el trabajo de Watt como productor del mismo, logró captar esa esencia melancólica que Ozzy quiso transmitir y además es un guitarrista formidable. Hay que recordar que Andrew Watt está acostumbrado a producir a otro tipo de artistas (Post Malone, Justin Bieber, Selena Gomez, Avicci, entre otros) y la verdad que supo cómo trabajar de manera muy eficiente con un disco de heavy metal clásico; además lo hizo en un tiempo considerablemente corto. La condición del rockero británico era que si el álbum iba a ser grabado, debía hacerse de manera rápida, puesto que no quería someterse a un largo y extenuante proceso en el estudio; por suerte Matt consiguió cumplir ese requisito (aparte de hacerlo muy bien). Según el exitoso productor la obra fue escrita y grabada en solo 4 días, con ayuda de Chad Smith (baterista de Red Hot Chili Peppers, Chickenfoot, etc.) y Duff McKagan (bajista histórico de la formación clásica de Guns n’ Roses y Velvet Revolver) que no solo fueron intérpretes de las canciones sino que también participaron el en proceso creativo. Que no te extrañe leer nombres de los más raros y/o reconocidos entre los invitados de esta entrega.
Una vez aclarado esto, hablemos un poco de las canciones que la componen. “Straight to Hell” da el puntapié inicial, tema bien arriba, cargado de energía y qué se convirtió en el segundo single del álbum. Aunque la verdad suena bastante genérico el riff es demasiado soso y el estribillo muy esperable, medio como que escuchas 30 segundos y ya sabes como va a ser toda la canción. Por suerte la cosa mejora mucho con la segunda pieza, “All my Life”, una canción muy emotiva. Este tema en particular cuenta con una onda bastante poética, donde Ozzy reflexiona sobre su vida, en él se encuentra una de las frases más fuertes de la carrera en solitario del ex-Black Sabbath:
“I was standing in the edge
Looking down at myself as a child
And he looked back at me
Crying tears of defeat
From his eyes
He said I know all the lies
That you hide behind every fake smile
Am I gonna be lonely like you
All my life?”
Si hay algo que destaco de este disco son las poderosas letras y las geniales melodías que lo componen, pero ninguna me gustó tanto como esta; realmente te deja pensando sobre como quieres recordar tu vida cuando esta ya está acercándose a sus últimos años, a la vez muestra uno de los costados más vulnerables del querido Ozzy. Le sigue “Goodbye”, de la cual destacó lo genial de su acompañamiento rítmico, sobretodo la guitarra de Watt que suena re cruda y distorsionada acá, rozando lo stoner hasta cierto punto, definitivamente disfruté mucho esa interpretación guitarrística. En cuanto a la temática de la misma, es bastante derrotista como el
tema anterior, aunque esta vez abordando la muerte de manera más resignada, puesto que el devorador de murciélagos nos esta dando su "adiós" sin mas preámbulos, afirma que “todos sus amigos” lo están esperando en el infierno.A continuación llega “Ordinary Man”, junto a Elton John y Slash; difícilmente podría elegir entre cual participación en este disco es más rara, la de Elton o la de Post Malone; pero no importa la cosa es que estamos frente a una balada por demás emotiva. Aca Ozzy reflexiona una vez más sobre su vida, sobre los errores que cometió y como teme ser olvidado al morir como una persona más, como un “hombre ordinario”. La verdad es que de John y su piano acompañan de maravilla a la sensible interpretación de Osbourne.
Tristeza nao tem fim, porque viene otro tema oscuro y melancólico, “Under the Graveyard”, primer single del álbum y sin lugar a dudas el que se convertirá en EL clásico del mismo. Este tema es como una montaña rusa de emociones porque el verso es bastante tranquilo y de a poco nos va subiendo a la cima del paseo hasta que comienza el estribillo, “Under the graveyard, we are rotting bones”, y ahí bajamos en picada, todo se vuelve vertiginoso y acelerado, para luego empezar de nuevo el proceso. Particularmente me recuerda mucho por su estilo a otro tema de Osbourne: “Life Won’t Wait”, de su álbum Scream (2010).
Por suerte luego llega “Eat Me”, para sacarnos de ese pozo depresivo que nos dió 4 canciones de puro lamento, pasamos de “Death doesn’t answer when I cry for help” a un tema jodon, bien para arriba y ganchero, con un estribillo bien ochentero. Te reto a escuchar este tema y no sacudir la cabeza mientras movés los pies. “Today Is the End” no despertó ningún interés en mí, tiene un buen estribillo, es entretenido, pero pasa sin pena ni gloria. En el track n°8 nos encontramos con “Scary Little Green Men”, de entre los temas eufóricos del disco, es definitivamente mi favorito; cuenta con una onda bastante rockerita, hasta incluso tiene un piano a lo rockabilly. Sin embargo me parece que es una lastima que tenga a un pedazo de guitarrista como Tom Morello y que este no destaque en ningún momento. La letra particularmente es bastante falopa, refiriéndose a un pequeño alien que vive en su cabeza que busca comunicarse con nuestros “líderes” políticos, no le encuentro mucho sentido la verdad, si quiso decir otra cosa no la caze. Cuando todo parecía repuntar, y nos recuperamos de a poco del bajón sentimental que fue la primera parte del disco, Ozzy nos pega el tiro de remate. Bastante lento y poético “Holy for Tonight” nos habla sobre los últimos momentos de la vida de una persona, nos invita a compartir sus dudas sobre cómo será su muerte. Es inevitable que, de a poco, la emocionante canción nos vaya llevando a nosotros mismos a pensar en la tristeza e incertidumbre que sentiremos en los momentos previos a dejar esta tierra (si es que estamos concientes para hacerlo). El gran Madman nos dice “¿Qué pensaré cuando diga mis últimas palabras? ¿Cómo se sentirá? Me pregunto si será doloroso” y yo pienso que si su intención era deprimirnos, yo creo que lo logró bastante bien.
Para salvarnos del corchazo,le sigue “It’s a Raid” un tema rápido y agresivo, que incluso tiene una onda media industrial, si el anterior nos deprimió este nos pone frenéticos. Post Malone se suma a la leyenda del metal en esta pieza para contarnos una anécdota que ocurrió durante la grabación de “Vol. 4” en 1972, en la que el cantante tuvo un altercado con la policía de Los Ángeles. La cosa es que Black Sabbath se alojó en Beverly Hills durante la grabación de su cuarto LP, al parecer hacía mucho calor en la habitación así que Ozzy decidió refrescarse prendiendo el aire acondicionado. El botón que apretó no era para encender el aparato sino que era un botón de alarma que automáticamente llamaba a la policía. Minutos después 6 patrulleros llegaron al hotel, no hubiera sido problema sino fuera porque el Padrino del Metal tenía un bowl lleno de cocaína a su lado. La solución que encontró fué proceder a aspirar todo el contenido del recipiente en un par de minutos, el pobre quedó tan duro qué no lo podían bajar con nada. Sin lugar a dudas una anécdota muy Ozzy, que queda muy bien con el estilo de la canción, una interpretación eufórica y llena de adrenalina. Por suerte en esta, la guitarra de Morello se nota mucho más. Finalmente el disco cierra con “Take What You Want”, que cuenta con la colaboración de Travis Scott y Post Malone, una canción medio rapera que no pega ni con moco en el disco, pero bueno, es un bonus track.
En conclusión, tenemos ante nosotros a una buena entrega, un disco perfectamente disfrutable y satisfactorio. Teniendo cuenta el delicado estado del carismático Príncipe y que prácticamente el disco fue hecho en 4 días, las expectativas están más que cumplidas. Además, concreta lo que se propone, cuando el álbum quiere emocionar: las letras y melodías lo hacen de manera más que satisfactoria; cuando quiere hacerte rockear te hace que muevas la cabeza con los auriculares puestos sin parar. Estamos frente a una placa de heavy metal tradicional que no trae ninguna novedad al género, pero que tampoco tiene porqué hacerlo. Tampoco es una innovación en la carrera del artista, puesto a que no suena muy distinto a sus últimos trabajos. Cualquier persona que siga en menor o mayor grado a este artista legendario debe escuchar esta obra, no solo porque está buena, sino también porque es probablemente el cierre de uno de los mayores artistas que nos dió el heavy metal; una leyenda viva nos hace una digna entrega de la culminación de su carrera, no siempre se puede disfrutar algo así. En la devastadora “Holy for Tonight”, Ozzy se lamenta diciendo “Y ahora soy alguien a quien ellos no recordaran”, yo te voy a recordar viejito querido, siempre, por ser un compañero de tantos momentos, por regalarme tantas alegrías y momentos épicos, por emocionarme con tus canciones, por hacerme hacer pogo hasta que me revienten los pies, por todo, y estoy seguro que no voy a ser el único.
Staff :
Ozzy Osbourne - Voces y armónica (track 6)
Andrew Watt - Guitarra, productor y tecladista (track 2, 4-10)
Duff McKagan - Bajo
Chad Smith - Batería
Slash - Guitarra (track 1 y 4)
Charlie Puth - Tecladista (track 1) (si, el chaboncito del tema de Rápido y Furioso 7).
Elton John - Piano y voces (track 4)
Post Malone - Voces (track 10 y 11)
Travis Scott - Voces (Track 11)
Louis Bell - Tecladista (track 10)
Nathan Perez - Tecladista (track 5 y 8)
Jeff "jeffdidthis" Schulz: Director de arte
Alan Moulder: Mezcla
Manolo Marroquín: Mezcla
Dave Kutch: Mastering
Kevin Peterson: Ingeniero de sonido
Sam Taylor-Johnson: Fotografía
Directo al Mp3: “All My Life”, “Under the Graveyard”, “Scary Little Green Man”, “It’s a Raid”.
Puntuación: 7.5
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