Género: heavy metal.
01 - Victim of Changes
02 - The Ripper
03 - Dreamer Deceiver
04 - Deceiver
05 - Prelude
06 - Tyrant
07 - Genocide
08 - Epitaph
09 - Island of Domination
Origen: Birmingham, Inglaterra, Reino Unido
Discográfica: Gull Records
Se me ocurrieron mil maneras de empezar este post, pero ninguna parecía estar a la altura. En este blog he subido reseñas de pesos pesados, de clásicos claves en la historia del rock y el metal, como es el caso de Balls to the Wall (1983), por ejemplo, pero cuando es el caso del álbum que aparece en el título de este post, las palabras no alcanzan ¿Cómo introducir a una pieza discográfica que cambió la música para siempre? ¿Qué decir que no se haya dicho antes sobre un disco con semejante valor histórico e influencia sobre las generaciones que le siguieron? Lo más original me pareció empezar con mi experiencia. Junto a AC/DC, Judas Priest es mi banda favorita, desde que conocí "Breaking the Law", allá en mis incipientes 14 años, me enamoré del heavy metal para siempre. Halford y compañía han sabido acompañarme en muchos momentos de mi vida desde aquel 2011, cuando los escuché por primera vez, varios de sus discos están entre mis álbumes predilectos, no me alcanzaría el tiempo para pensar cual de sus canciones es mi favorita, porqué cada vez que me decida por una, seguramente otra aparecerá en mi mente. Todo esto lo digo para que vos, lector, te hagas una idea lo mucho que significa para mi está banda y su música. Sin embargo, debo admitir que Sad Wings of Destiny jamás supo captar mi atención, lo escuche unas 3 o 4 veces hace varios años, pero no lograba convencerme del todo, estaba ocupado escuchando Sin After Sin (1977). Siempre estuve al tanto de su importancia, aunque no tenía del todo claro el porqué de la misma. Pero las cosas cambiaron considerablemente cuando lo reescuché para hacer esta entrada, no estaba en mis planes reseñarlo, sin embargo, mi colega el Wailo (parte del staff del blog, somos 3 nomás) me instó a hablar de él y le agradezco por hacerlo, me ayudo a abordar nuevamente este disco y darle un nuevo lugar en mi corazón. Casi todos los discos de Judas Priest son por sí mismos, una institución, para cualquiera que le interese el heavy metal. No es por ponerme en modo trve, la verdad es que ese tipo de gente me cae como el orto, pero no voy a entender nunca a aquellas personas que se hacen llamar metaleras y no escucharon, al menos, un disco de la banda. Es como decir que te gusta hacer pizza y no saber amasar, no tiene sentido. Pero, hay algunos álbumes de los Metal Gods más importantes que otros, osea, la mayoría que salieron desde 1976 hasta 1990. De entre todos esos trabajos de estudio y en vivo, Sad Wings of Destiny, es probablemente el más importante a nivel legado, junto con British Steel (1980). La influencia musical e, incluso, estilística que ha tenido sobre millones de jóvenes es incalculable, sin lugar a dudas marcó la música para siempre y llevo el sonido pesado a otro nivel. Lo digo sin pelos en la lengua, después de Black Sabbath (1970) y Paranoid (1970), este es el disco más importante del metal. Corta. No es de extrañar que al hablar de los primeros LPs de Priest se mencione a Black Sabbath, ambas bandas provienen de la vapuleada clase trabajadora de Birmingham y ambas citan el ambiente industrial como una inspiración para su sonido metálico y abrumador. Incluso, si simplificamos las cosas podríamos decir que una remplazó a la otra en los 70`s. Para 1976 Black Sabbath entra en una crisis que terminaría por acabar con su formación clásica. Es a partir de este año que la popularidad del cuarteto empieza a decaer; el exceso de drogas y alcohol, sumado a los problemas personales entre sus integrantes, herirían casi de muerte a Black Sabbath y dejarían un espacio vacío para una nueva banda se cargue al hombro el estandarte del heavy metal. Esa banda sería Judas Priest y Sad Wings of Destiny se convertiría en el disco que los pondría en el mapa.
El álbum en cuestión fue grabado entre los meses de octubre y noviembre de 1975, en los reconocidos Estudios Rockfield, en Gales. Todas las canciones fueron escritas por Halford, Tipton y Downing, aunque hubo ciertos aportes del cantante original, Al Atkins, que había compuesto algunos temas o letras antes de dejar la banda. No fue fácil para la banda grabarlo, requirió mucho esfuerzo y sacrificio para los músicos. Durante la grabación del trabajo tuvieron que sobrevivir con una sola comida diaria y debieron conseguir un laburo extra para pagar los costos. Ian Hill, bajista y miembro más antiguo, tuvo que hacer fletes con un camión,Glenn Tipton se hizo jardinero, K.K. Downing trabajó en una fábrica y Halford se encargó de la iluminación en un teatro. El sonido del disco es oscuro y pesadísimo para la época, cuenta con melodías demoledoras y solos agresivos. Las potentes riffs gemelos, la dinámica percusión y la multifacética y todopoderosa voz del Dios del Metal, Rob Halford, hacen escuela para todo lo que vendría después. Las letras y el titulo son siniestros y la portada no se queda atrás. Creada por Patrick Woodroffe, en ella podemos ver a un ángel caído, rodeado por llamas y utilizando la diabólica cruz de tres puntas como colgante (la cual eventualmente se convertiría en un símbolo de la banda). Hasta el día de hoy, el segundo disco de Judas Priest sigue estando entre los favoritos de la mayoría de los fans de la banda y los amantes del heavy clásico, canciones como "Victim of Changes" o "The Ripper" son interpretadas por la banda en shows en vivo hasta hoy en día y son considerados como clásicos del metal de todos los tiempos. Tanto en los 70's, como en nuestro tiempo, el disco tiene una alta estima por la crítica especializada, la cual ha llegado a referirse a Sad Wings of Destiny como el disco que termina de consolidar lo que Black Sabbath empezó. Eso no quiere decir que no estén presentes los elementos de otras bandas que marcaron el sonido de Priest, los que más obvios son Spooky Tooth, Wishbone Ash (más que nada por las guitarras gemelas), el Queen de los primeros álbumes y Deep Purple. Todo esto sumado a la explosiva personalidad musical de la banda, dan como resultado uno de los discos más innovadores de las ultimas 5 décadas. Sus temas son tan variados entre sí, que seguro al escucharlo vas a encontrar una versión prototípica de unos cuantos subgéneros del metal. Me atrevo a decir que la gran mayoría del metal de los 80's es la continuación de este disco, todos toman como base a Sad Wings of Destiny y profundizan sus aporte. Más adelante en la reseña profundizaremos sobre este legado y detallaremos un poco que bandas y géneros apadrinó.
Todo comienza con el clásico eterno f"Victim of Changes", un tema de poco más de 7 minutos y medio que mezcla una estridente intro y unos pesados riffs de guitarras de la inigualable dupla Glenn Tipton-K.K. Downing, con pasajes instrumentales que recuerdan al rock progresivo de la primera mitad de la década de los 70's. No me gusta exagerar, pero realmente cada segundo de esta canción es mágica, los arreglos guitarrísticos y la voz de Halford nos trazan un camino musical único que nos lleva por un tobogán de emociones y texturas innovadoras. Muchos críticos de música y conocedores del tema han clasificado a "Victim of Changes" como una de las canciones más importantes de la historia del metal y, al mismo tiempo, una de las mejores. Originalmente, la banda hizo demos de esta canción, junto con "The Ripper", "Genocide" y "Tyrant", para el álbum debut Rocka Rolla (1974), pero finalmente fueron descartadas. El tema es en sí, una combinación de dos composiciones previas de la banda (no publicadas), por un lado, "Whiskey Woman", escrita por Al Atkins (vocalista cofundador de la banda) y K.K. Downing, y por el otro, "Red Light Woman", creada por Rob Halford en su banda anterior, Hiroshima. La canción tiene una primera mitad pesada y riffera, llegando al medio nos sumergen en un pasaje ameno, donde las vocales casi relatan y las guitarras bajan un cambio. El climax llega con un poderoso agudo de Halford, que le pondría los pelos de punta a cualquiera, luego le sigue un agresivo solo de Tipton y finalmente la canción termina con el mismo estilo con el que empezó. Aquí Rob Halford se muestra como el magistral vocalista que es, sus altos agudos y sus poderosos falsetes le han sabido ganar una profunda admiración en la escena metalera y hasta en el mundo de la ópera. Las líricas relatan el fracaso de una relación, producto de los cambios que el alcoholismo generó sobre la mujer de la pareja. La emoción y la expresividad que sabe crear la banda para esta canción acompañan perfectamente la melancólica situación de desamor que busca relatar. Originalmente este era el tema original para cerrar el trabajo, de hecho, las primeras copias tenían este orden, pero al poco tiempo la discográfica Gull decidió cambiarlo. Como dato adicional, en sus inicios como banda, Van Halen solía interpretar esta canción en sus shows en vivo. El segundo tema del disco es otro himno, nada menos que "The Ripper", acá no sabes qué es más chirriante, si las guitarras gemelas o las vocales. El propio Ozzy Osbourne ha dicho: "Esta ha sido siempre una de mis canciones favoritas de Judas Priest, y solo quiero saber cual es la puta nota que Rob Halford canta al principio de la canción. ¡Mierda! esa nota está probablemente justo por debajo de lo que solo los perros pueden oír". La letra nos pone en la piel del asesino "Jack el Destripador", el despiadado y brutal asesino del Londres victoriano, mientras se presenta ante sus víctimas. Es el segundo single del álbum, vio la luz el 10 de marzo de 1976, 13 días antes del lanzamiento de la placa de estudio en la que aparece. A continuación, nos encontramos con "Dreamer Deceiver", una power ballad como pocas y con claros elementos del space rock presentes. El tema empieza bastante tranquilo, con voces casi celestiales y una relajada guitarra acompañándola. Cuando la adrenalina de la canción empieza a subir, la voz de Halford empieza a subir de tono y hacerse cada vez más aguda, demostrando una vez más el poder de sus cuerdas vocales. "Dreamer Deceiver" cuenta con una letra un tanto compleja y extremadamente lúgubre, relata la historia de una pareja de jóvenes afligidos que es visitada por una misteriosa figura flotante en una tarde de verano, esta los invita a acompañarla y los eleva a un lugar más allá del cielo. Allí los jóvenes comienzan a sentirse completamente realizados y todas sus preocupaciones perecen desaparecer, en la inmensidad del cosmos encuentran finalmente la paz, aunque estén totalmente perdidos y no saben cómo regresar por donde vinieron. Es una clara referencia a la muerte, disfrazada en la fachada de un viaje de LSD. Esta sombría balada también cumple una función introductoria para con el siguiente tema, "Deceiver". Ambas fueron lanzadas como un mismo single en Japón. Esta canción es la antítesis de su predecesora, puesto que es rápida, agresiva y pesada, con Tipton y Downing machacando sus instrumentos y el baterista dando todo de sí, en una frenética interpretación. La letra es todavía más indescifrable, pareciera ser que aquí uno de los jóvenes transportados al más allá por esa criatura extraña se percata de haber quedado atrapado en la eternidad, desde se la pasa observando el caos, el cosmos y se encuentra desesperado por su incapacidad de escapar a tal tormento. En 1976, también fue lanzado como single, pero esta vez con "The Ripper" en el lado B; como dato de color, en España fue publicado con el nombre de "Deceiber", en vez de escribirlo con "v" como corresponde. El track que sigue es "Prelude", un instrumental principalmente interpretado por un piano, aunque cuenta con algunos solos de guitarra eléctrica. La canción funciona como preludio (ya te lo dice el titulo) a "Epitaph", que recién sonará en el disco luego de dos temas más. Después del instrumental, se nos presenta "Tyrant", una de mis favoritas del disco. Es otro tema bien heavy clásico, cuenta con varios cambios de tempo, un riff poderoso y una maravillosa y atrapante melodía, creo que es el más ganchero de la placa, sin lugar a dudas. Ultimo single sacado de Sad Wings..., acompañada de "Rocka Rolla" y "Genocide". La portada del single cuenta con una interesante ilustración en blanco y negro de Halford y Tipton en la portada y Hill junto a Downing en la contratapa. Por su parte, Alan Moore (nada que ver con el escritor de cómics), el baterista, no aparece en la misma puesto que para cuando salió el single ya había dejado la banda por problemas financieros. Me parece que es uno de los mejores coros de la carrera del Sacerdote, con una crítica lírica a los lideres autoritarios, desde la perspectiva de sus subditos. Frases como "Mourn for us opressed in fear/Chained and shackled we are bound/Freedom choked in dread we live/Since Tyrant was enthroned" ("Llora por nosotros oprimidos por el miedo/Encadenados estamos atados/La libertad se ahogó por el miedo en el que vivimos/Desde que el Tirano fue entronizado") se repiten a lo largo de la canción y dan una cruda visión de los gobernantes despóticos. Irónicamente, el disco fue lanzado el 23 de marzo de 1976, exactamente un día después en Argentina se establecía la dictadura militar más sangriento de nuestra historia; la letra de "Tyrant" cobra mucho más sentido en el contexto de nuestro país que en el propio Reino Unido.Continua "Genocide", que empieza con un toque muy hard rockero, bien podría haber sido parte del disco anterior Rocka Rolla (1984), que tenía un sonido de este estilo. De hecho, como dije antes, la canción originalmente fue escrita para el disco debut. Sin embargo, a medida que el tema avanza se hace más heavy, y nos ofrece un machaque y unas vocales bastante violentas. Las líricas son bastante gráficas, relatando el miedo y desesperación que despierta una masacre, la extinción de una "raza", llevada a cabo por mercenarios contratados para la aniquilación total, en sí el título es bastante descriptivo. Según Halford, la idea era crear una canción que con su letra cree controversia y estimule al público. Ya acercándonos al final, llega la conclusión de "Prelude": "Epithaph". Este tema es una caricia al alma, es perfectamente bello y disfrutable, con tempo lento, lleno de coros y con una emotiva interpretación de piano. A su vez, deja sentir una clara influencia de grupos como Queen. En sí el tema nos vuelve a llevar al tópico de la muerte, pero esta vez desde la perspectiva de un hombre anciano, asolado por sus nostálgicos sueños y los recuerdos de su pasado, los que nunca podrá volver a vivir. Todo concluye con la muerte del anciano y de como su tumba lleva, en realidad, el nombre de todos nosotros, porqué al igual que el protagonista, eventualmente moriremos. Un tiro en los huevos básicamente, aunque bastante poético y reflexivo. Finalmente, todo concluye con "Island of Domination", otro de los temas heavy del disco, en la linea de "Tyrant" o "Deceiver", con riffs que por momentos recuerdan al Tony Iommi del Black Sabbath clásico, pero la mayoría de la canción mantiene ese estilo Priest bien autentico y propio. La letra describe una tétrica isla, en la que 4 personajes ficticios, Skyrider, Nightdriver, Spinesnapper y Throatchoker se dedican a torturar personas. K.K. Downing ha señalado que Halford suele basar sus letras en experiencias personales, así que este especula que estos 4 sádicos personajes se basen en amantes del Metal God.
Lamentablemente y a pesar del esfuerzo y el sacrificio, el disco no cumplió con las expectativas comerciales que se esperaba. Luego de su estreno, los muchachos se inflaron las pelotas del sello Gull y rompieron su contrato, lo que provocó que los derechos de este disco y su predecesor queden para la discográfica. Por suerte, esto no fue un golpe duro puesto que pasarían a firmar con la multinacional CBS Records. A su vez, la gira promocional fue un éxito. Fue corta, solo contó con 20 shows, 19 de ellos fueron en Inglaterra (principalmente), Gales y Escocia, solo un espectáculo se llevo a cabo fuera del Reino Unido, en Finlandia. La mayoría del setlist estaba compuesto por canciones de Sad Wings of Destiny, Halford destacó que fue con la gira de este disco que Judas Priest se convirtió en la banda principal de todos los conciertos en los que tocaba. Los pibes que asistieron o los que escucharon el disco, definitivamente no lo olvidarían, como dije antes, en Sad Wings of Destiny se encuentra el germen de muchos subgéneros del heavy metal que aflorarían en la década siguiente. Los elementos progresivos y de space rock, la estructura y cambios de tempo de temas como "Victim of Changes", sumadas a un sonido pesado y distorsionado, son la antesala del metal progresivo. En canciones como "Genocide" o "Deceiver", podemos encontrar el estilo técnico del speed metal y el thrash metal, media década antes de su aparición. El propio Dave Mustaine dijo que este disco lo marcó a la hora de elegir a que estilo musical volcarse. Una banda clave para el desarrollo del metal extremo y el thrash, como lo es Mercyful Fate, ha citado a este disco como una influencia y ha participado en álbumes tributo de Judas, interpretando canciones como "The Ripper". Los riffs pesados y rápidos, las vocales operísticas y los arreglos instrumentales y vocales técnicos son la base del new wave of British heavy metal (corriente que dominó la escena metalera durante los últimos años de los 70's y el principio de los 80's), la influencia del Sacerdote se siente claramente en la mayoría de las bandas del movimiento. Estoy seguro de que cualquier tema que escuches de los discos clásicos de Satan, Angel Witch, Diamond Head o Iron Maiden, va a tener algo que te recuerde a Sad Wings..., por más de que la última banda nombrada reniegue DESCARADAMENTE de la influencia de Judas en su música. Por su parte, al poco tiempo de que Sad Wings of Destiny viera la luz, apareció el punk rock. El Reino Unido de 1977 se llenó de peinados extravagantes y canciones cortas y desprolijas, muchos creían que el punk había matado al heavy metal, pero no podían estar mas equivocados. La tormenta pasó rápido y fueron los Defensores de la Fe (seudónimo que recibiría más adelante la banda por su disco Defenders of the Faith, 1984) los que mantuvieron el heavy metal más puro vivo y prepararon a las generaciones venideras durante la tempestad. Como verán, el legado es enorme y no es solo una gloria pasada, hoy en día si alguien me pregunta ¿que es el heavy metal? yo le pongo "The Ripper", el talento y la creatividad mostrada en este disco hace que muchas de sus piezas jamás pasen de moda, creo firmemente que si el agudo de Halford en "Victim of Changes" de antes del solo no despierta nada en tu interior (sea lo que fuera, admiración, curiosidad, estremecimiento), estás hecho de piedra. Quizás en este aspecto hablo mucho desde lo personal, pero la sensación de adrenalina que sentís al escuchar la intro de "Deceiver" no se compara con nada, solo con otros temas de la banda. Hace años, al ver el documental Heavy, la Historia del Metal, escuché que comparaban a la música de Priest con un ataque, lo cual me pareció ultraacertado, hay canciones en este disco en las que los machaque de guitarra y los alaridos de Halford no dan cuartel, abruman por completo al oyente y no le dan descanso. Hasta el día de hoy los críticos siguen adulando el magnífico talento de Rob Halford y la solemne interpretación de Tipton y Downing, la dupla guitarrística más importante de la historia del género. Este disco supo ser el despliegue de la carrera de Judas Priest, que hoy en día tiene el status de leyenda ¿quién hubiera dicho que unos pibes de clase trabajadora de la ciudad industrial de Birmingham revolucionarían la música para siempre y la llevarían a un nivel nunca antes visto? (otra vez...). Ojo, con esto no quiero decir que no había bandas similares al estilo de Judas Priest por ese entonces, estaba Pink Fairies, estaba UFO, estaba Scorpions, estaba Budgie. Pero, al igual que ocurrió con Black Sabbath en 1970, ninguno de sus correligionarios tuvo el nivel de crudeza y pesadez que Judas, ni tampoco su importancia histórica. A mi también me encanta Scorpions gente, pero no jodamos, simplemente no llega. Black Sabbath fue el iniciador, pero en Judas fueron los primeros en sacar el blues, presente en casi toda la propuesta clásica de Sabbath, y llevar su música por completo al metal. Esto no lo digo solo yo, tanto Scott Ian, de Anthrax, y Dee Snider, de Twisted Sister, afirman lo mismo en Heavy, la Historia del Metal de VH1. A partir de acá la banda, por su parte, supo consolidar su sonido característico, al apostar exitosamente por los elementos más crudos, técnicos y veloces del álbum y profundizarlo en los trabajos que le siguieron. En lo que respecta al disco puedo concluir en que es una genialidad, puede dejar contento a cualquier metalero, rockero clásico o proger. La combinación de elementos del rock progresivo, hard rock y heavy metal hacen de esta, una placa muy variada, que dudo mucho pueda aburrir al oyente. Tenés las baladas emotivas, las canciones de piano a lo Queen, las progresivas con muchos arreglos y cambios de tempo, tenés los machaques y riffs de guitarra demoledores, sumados a una sólida y agil batería, propios de un tema de heavy metal tradicional. A su vez, las letras van desde complejas, abstractas y reflexivas hasta directas y controversiales. No hay mucho para decir que no se haya dicho antes sobre este clásico, así que voy a ser conciso en esta conclusión: este disco no tiene desperdicio, cada canción tiene su personalidad y un toque distintivo y atrapante, su calidad y su valor histórico son prácticamente insuperables, luego de escuchar Sad Wings of Destiny nadie podría poner en duda el título de Metal Gods que ostenta Judas Priest.
Puntaje: 10/10
Directo al Mp3: "Victim of Changes", "The Ripper", "Tyrant", "Epitaph".
Staff:
Rob Halford: vocales y producción.
Glenn Tipton: guitarra líder, piano, coros y producción.
K.K. Downing: guitarra rítmica y producción.
Alan "Skip" Moore: batería y producción.
Ian Hill: bajo y producción.
John Pasche: dirección artística.
Al Atkins: composición (track 1 y 6).
Jeffrey Calvert: producción e ingeniería.
Max West: producción.
Dave Charles: ingeniería.
Chris Tsangarides: ingeniería.
Patrick Woodroffe: arte de la tapa.
Lorentz Gullachsen: fotografía.
Alan Johnson: fotografía.
Neil French: concepto de la tapa.
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